Martí

El camarero llega a la mesa para apuntar los cafés. Echa un vistazo y nada más verlo allí sentado detrás de su bigote ya empieza a escribir: “Uno de Rom Pujol”. Los demás sonríen. No hay margen de error: Martí siempre pide lo mismo.

Allí sentado sigue siendo el mismo que, con 14 años, se aficionó a la bicicleta con Juan Ruiz. Juntos hicieron el rodaje hasta enrolarse con los Ciclos París como primer paso antes de federarse. Luego correría con la Peña CIT y más tarde con Contreras, hasta que se fue a la mili y volviendo de ella ya se quedó con la Peña Egara.

Es un especialista del sprint “cuando me dejan”, y sufre especialmente en las subidas “tanto si me dejan como si no”. Admirador de Induráin y de Ruiz, recuerda como su mejor momento cuando ganó la carrera de inauguración de la avenida del Vallés. Ahora, con sus 52 años, se dedica a disfrutar de la compañía de los amigos de la peña y de los almuerzos.

Gran buscador de setas, tiene el colmo particular de que siempre que se mete en un sprint se equivoca de letrero. Además recuerda especialmente aquel día que volviendo de Sant Llorenç Savall se puso a llover. Él empezó a tirar a muerte, y en Can Font se dio cuenta de que iba solo. “La lluvia es mi fuerte” pensó. Ya en Terrassa estuvo esperando mucho rato hasta que descubrió que todos se habían parado para no mojarse…

Amigo de todos, no tiene reparos en esperar a quien sea, y ya que esta temporada no ha podido salir todo lo que le gustaría, se le espera con muchas ganas de cara a la próxima.