Fran V

Dicen de él que la primera salida que hizo con la peña transcurría por la mítica V, y pese a todo se quedó. Desde ese día le añadieron a su nombre una V, para que no olvidara.

Cuenta Fran V que "recuerdo un pequeño taller de bicicletas –que no tienda- en mi pueblo,  y lo ‘bicho raro’ que era -por aquel entonces- el dueño del taller, ya entradito en años, con melena, -qué envidia-  el único del pueblo que iba en bicicleta de carretera. Recuerdo el taller porque tenía en la pared un póster grandioso de un cabezón sudando que  impactaba lo suyo, Eddy Merckx. En fin, un saludo  desde aquí allá donde esté ‘El Boté’, apodo con el que se le conocía,  todo un  personaje que nos dejó para siempre haciendo lo que más le gustaba, ir en bicicleta. Así que, como el entorno no ayudaba mucho, me dediqué  a subir y bajar montañas,  que además las tenía enfrente. O sea que ciclismo, ciclismo ná de ná hasta los 27 tacos, que aterricé aquí en Terrassa y  por fin pude realizar el sueño, tantos años olvidado, de comprarme una bici de carretera. De segunda mano, por probar, y que duró hasta que un valenciano despistado se saltó un semáforo en la rambla y se me llevo por delante. Pero ya se sabe,  la bici es un vici, así que con el dinero del seguro me compré una Contini nueva y de paso me apunte a la peña del París. Espero que el incidente del semáforo no sirva de excusa para algunos –y no me acuerdo de nadie- que  se los saltan como si fuese su deporte favorito."


Destaca como sus mejores momentos en la peña la hora de los almuerzos, especialmente cuando comparte conejo con Paco (cocinado... Paco no, el conejo...), y el peor cuando "se me ocurrió apuntarme a la Marcha Internacional Larrau-Larrau. Así que, con mucha moral y poco entendimiento, me presenté a las 7 de la mañana en la localidad de Isaba, en pleno pirineo  navarro. La cosa ya empezó mal, con la curiosidad de algunos por el plato de 42 dientes que llevaba. Pero que coño es eso del compact? pensaba yo, ingenuo de mi. Resultado: después de 7 horas y llorando, llorando, con más empujones que el Guruceta llegué de nuevo a Isaba, localidad que pensé jamás volvería a ver, o al menos, no dos veces en el mismo día."


Y así es como nuestro protagonista, que cuenta con 50 años, es conocido por todos por llegar siempre dos minutos tarde al lugar de reunión, por su afición a la tortilla de jamón y por no perder la esperanza de hacer un día toda una salida sin ver un solo coche.

Si se le pregunta por una anécdota, se queda con aquella en la que "en plena cuesta no sé dónde, el Bravo llega por detrás y pregunta. ¿Has visto al Ruíz?
-Sí, buooff… gññs,  creo que va negro, con aquellos de delante.
-No te joe, ¡¡¡pero si van tos de negro!!!
-Bueno, eso, gññññjo…bufff"


Todo un personaje al que no perder de vista... sobretodo en los semáforos...

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